miércoles, 19 de noviembre de 2014

Tumores de Glándulas Salivales

Tumores de Glándulas Salivales

Cada año aparecen entre 0,4 y 13,5 tumores de glándulas salivales por cada 100.000 habitantes.
Son más frecuentes entre la 3ª y la 4ª década de la vida.
La mayoría aparecen en la glándula parótida (80%), y el resto en la submaxilar (10-15%) y las glándulas salivales menores (5-10%). Son muy raros en la glándula sublingual.
En general, los tumores benignos de glándulas salivales son más frecuentes que los malignos. El 80% de los tumores que aparecen en la parótida y el 50% de la submaxilar son benignos; sin embargo, si el tumor aparece en una glándula salival menor la posibilidad de que sea maligno es del 80% de los casos.

TUMORES BENIGNOS

¿Cuáles son los síntomas de los tumores benignos?
Típicamente aparecen como un nódulo de crecimiento lentamente progresivo, indoloro y asintomático. No tienen signos inflamatorios externos (no hay calor ni enrojecimiento), y son de consistencia elástica a la palpación.
A medida que van creciendo van empujando los tejidos vecinos y las ramas del nervio facial, pero sin infiltrarlos. Todos ellos requieren un control riguroso y su extirpación quirúrgica temprana, ya que cuanto mayor sea su tamaño mayor será la dificultad para resecarlos sin lesionar el nervio facial.
¿Cuáles son los tumores benignos más fecuentes?
Adenoma Pleomorfo o Tumor Mixto: es el tumor benigno más frecuente de glándulas salivales (50-70% del total). La mayoría de ellos (60-70%) crece en la glándula parótida. Es trata un tumor redondeado y de crecimiento lento. Si se les deja crecer durante un periodo de tiempo prolongado, puede volverse maligno entre un 2-9% de casos (carcinoma ex-adenoma pleomorfo); en estos casos, el tumor se vuelve muy destructivo y con una tasa de curación bastante pobre, por lo que se recomienda siempre extirpar un adenoma plemorfo incluso si su tamaño es pequeño .
Adenolinfoma o tumor de Warthin: es el segundo tumor más frecuente (aproximadamente un 5-10% de los tumores de parótida). Es de crecimiento lento y asintomático, y hasta un 12% pueden ser multifocales de forma sincrónica (al mismo tiempo) o metacrónica (al cabo de meses o años).
Otros tumores benignos menos frecuentes que pueden aparecer en las glándulas salivales son:
  • Oncocitoma o adenoma oncocítico (1%)
  • Cistadenoma (2%)
  • Adenoma de células basales
  • Adenoma canalicular
  • Mioepiteloma
  • Adenoma sebáceo
  • Linfadenoma sebáceo
  • Papilomas

¿Cuál es el tratamiento de los tumores benignos?

El tratamiento es siempre quirúrgico.
• Si el tumor se asienta en la glándula submaxilar o sublingual se practicará la extirpación de toda la glándula (Submaxilectomía)
• Si el tumor está en la parótida, dependerá de su localización: el nervio facial y sus ramas atraviesan la glándula parótida y la dividen de forma conceptual  en un lóbulo superficial y uno profundo. La mayoría de las veces, los tumores asientan en el lóbulo superficial, por lo que será suficiente con una parotidectomía superficial; si el tumor está profundo a las ramas del facial habrá que realizar entonces una parotidectomía total con conservación del nervio facial.
La cirugía de la parótida es una técnica exige una gran precisión en la identificación y disección del nervio facial y todas sus ramas para preservar su función.
Al extraer la glándula parótida quedará un hundimiento en la zona posterior al ángulo de la mandíbula. Este hundimiento lo corregiremos mediante un colgajo de SMAS.
 TUMORES MALIGNOS
Los tumores malignos suponen alrededor del 15% de todos los tumores de las glándulas salivales. Hay muchos tipos, dependiendo del tejido en el que se originan:
  • Carcinoma mucoepidermoide (es el más frecuente, 35%)
  • Carcinoma extumor mixto (5-20%)
  • Adenocarcinoma (10-20%)
  • Carcinoma adenoide quístico (6-15%)
  • Carcinoma epidermoide (1-5%)
¿Cuáles son los síntomas de los tumores malignos?
La forma de presentación más frecuente de los tumores malignos de glándulas salivales mayores es, como en los benignos, la aparición de un bulto indoloro que va creciendo, en estos casos a una velocidad que puede ser variable.
A diferencia de los benignos, cuando el tumor es maligno puede hacerse doloroso, endurecerse progresivamente, adherirse a la piel, e incluso producir parálisis de alguna de las ramas del nervio facial.
¿Cómo se diagnostican los tumores malignos?
El diagnóstico de sospecha aparece ante la presencia de un nódulo duro y fijo a los planos adyacentes, y más todavía si es doloroso.
Para confirmarlo, se realiza una biopsia mediante Punción-Aspiración con Aguja Fina (PAAF), que puede llevar al patólogo al diagnóstico sin diseminar el tumor y sin lesionar las ramas del facial. La biopsia abierta está contraindicada porque sí existe el riesgo de producir una parálisis facial por lesión de una rama.
Deben solicitarse una Resonancia Magnética Nuclear (RMN) co contraste para determinar el tamaño y localización del tumor, y a veces otros estudios como TAC o PET en función de la extensión y el tipo de tumor, incluyendo el cuello para descartar la existencia de metástasis a ese nivel.
¿Cuál es el comportamiento y el tratamiento de los tumores malignos?
Una vez hecho el estadiaje del tumor, que dependerá de su tamaño, de la afectación de los tejidos de alrededor y de la afectación de los ganglios linfáticos del cuello, se decidirá el tratamiento más adecuado.
En general, el tratamiento es quirúrgico: extirpación completa del tumor mediante extracción de la glándula (submaxilectomía o parotidectomía total con conservación del nervio facial), asociada o no a un vaciamiento ganglionar funcional cervical en función del tipo de tumor.
Además y dependiendo del resultado del estudio patológico de los tejidos, el tipo de tumor y del grado de agresividad, puede ser necesario completar el tratamiento con radioterapia complementaria. En general, la quimioterapia en estos pacientes es de poca utilidad.
La quimioterapia no es un tratamiento muy utilizado para los tumores malignos  de glándulas salivales. Algunas veces pude emplearse en pacientes en las que la enfermedad se ha diseminado a otros órganos a distancia, o si el tumor no ha podido ser controlado con cirugia o radioterapia. La quimio en estos tumores es un tratamiento encaminado a enlentecer el curso de la enfermedad, pero no puede llegar a curarlos.
1.- Carcinoma Mucoepidermoide: es el el tumor maligno más frecuente  de la glándula parótida.
Puede ser de Bajo Grado de Malignidad, que tiene un crecimiento lento y es relartivamente menos agresivo, lo que le hace más facilmente tratable mediante una extirpación completa.
La variante de Alto Grado es mucho más agresiva y requiere tratamiento inmediato mediante extirpación completa con un adecuado margen de seguridad del tejido sano circundante; si es posible preservar las ramas del nervio facial se hará, pero es fundamental resecar todo el tumor incluso si para ello es necesario sacrificar alguna de las ramas del nervio. La mayoría requieren completar el tratamiento con radioterapia post-operatoria.
2.- Carcinoma de células Acinares  o Carcinoma Oncocítico: el el único tumor salival maligno que puede aparecer de forma bilateral.
Suele ser menos agresivo que otros tumores salivales, con escasa tendencia a la diseminación a distancia, por lo que si se le diagnostica temprano y se extirpa completamente hay grandes posibilidades de curación.
3.- Carcinoma Adenoide Quístico: es el cáncer que aparece con más frecuencia en las glándulas submaxilar, sublimgual y en las glándulas salivales menores.
Es un cáncer agresivo con una incidencia relativamente alta de recurrencia (re-aparición del tumor) tras el tratamiento, y una alta probabilidad de metástasis a distancia, sobre todo por vía hematógena (a través de la sangre), con diseminación a través de los ganglios linfáticos en sólo un 5-10% de los casos. Tiene, además, el potencial de extenderse también a través de los nervios (invasión peri-neural). El organo donde ocurren las metástasis con mayor frecuencia es el pulmón.
Por lo tanto, es absolutamente fundamental tratarlo de forma muy agresiva cuando se consigue diagnosticarlo antes de que se haya diseminado, para disminuir las posibilidades de recurrencia.
La cirugía es el tratamiento de elección en todos los casos, salvo en los tumores muy avanzados o si el mal estado estado general del paciente no permite operarlo.

cancer mandibular

cancer de mandibula

El cáncer de mandíbula entra en el ámbito de los cánceres de la boca. En el caso del cáncer de la mandíbula es el hueso el que está afectado, ya sea el maxilar superior llamada maxilar, como el maxilar inferior llamada mandíbula. Existen varios tipos de cánceres de la mandíbula ya que se desarrollan a nivel de una parte ósea osea que todos los tipos de cánceres óseos pueden verse. En general estos tumores son relativamente poco frecuentes, y más aún en la mandíbula. Entre estos, podemos encontrar un osteosarcoma, un condrosarcoma .

sintomas 

En general los tumores de la mandíbula se manifiestan por:
  • dolor en la zona afectada;
  • dolor al masticar o hablar;
  • a veces una ligera deformación;
  • problemas dentarios como dientes móviles o anormales.

diagnostico 

En caso de signos clínicos evocadores un examen clínico de la mandíbula, los dientes y del interior de la cavidad bucal puede permitir poner en evidencia una lesión anormal. A menudo se le pedirá una radiografía de todo el maxilar y la mandíbula durante un examen llamado ortopantografía. En caso de que exista una lesión sospechosa sobre la radiografía se puede realizar un escáner o una RMN para un estudio más preciso del tumor. Si se sospecha la lesión cancerosa se debe extraer una muestra llamada biopsia para el análisis de su naturaleza. En caso de confirmación de cáncer, es necesario realizar un estudio de extensión para la búsqueda de otros lugares donde haya células cancerosas en el organismo. 

tratamiento 

De acuerdo al tipo de cáncer y a su extensión varias alternativas están disponibles para el tratamiento del cáncer de la mandíbula. Se puede realizar una ablación quirúrgica, una quimioterapia o una radioterapia que utilizará rayos X sobre el tumor. También se pueden realizar la combinación de varias de estas técnicas.




dientes supernumerarios

Dientes Supernumerarios

Son dientes que aparecen de forma adicional al número de piezas de la dotación dental normal (que es de 20 dientes deciduos o “de leche” y 32 permanentes).
La presencia de dientes supernumerarios recibe el nombre de Hiperdoncia.
Aparecen aproximadamente en el 2.5% de la población. Aunque la causa es desconocida existe una cierta predisposición familiar. Cuando la anomalía se restringe a dientes supernumerarios, con frecuencia se hereda con un carácter autosómico recesivo.
En algunas ocasiones pueden asociarse a síndromes complejos, como disóstosis cleidocraneal, síndrome de Gardner, querubismo, síndrome de Fabry, síndrome Hallemann-Strieff .
Su presencia puede dificultar la erupción de los dientes normales, por lo que suele ser necesaria su extracción.
Mesiodens, supernumerario, cirugia oral, exodoncia

¿Dónde aparecen?

La mayoría aparecen en el maxilar superior (90-98 % de los casos), sobre todo en la zona central (premaxila) y, dentro de ella, en la línea media.
¿Cuándo sospechar un diente supernumerario?
Cuando faltan uno o más dientes en la arcada, o existen malposiciones dentales severas, hay que hacer una radiografía para descartar que esas alteraciones se deban a un diente supernumerario incluido que no deje erupcionar correctamente a los dientes normales.

¿Qué consecuencias pueden tener?

Si llegan a erupcionar pueden ocasionar apiñamiento en la dentición normal.
Si permanecen incluidos en los maxilares pueden ocasionar reabsorción radicular, interferir con la secuencia de erupción normal y los folículos de los dientes no erupcionados pueden degenerar en quistes dentígeros (foliculares).
TAC supernumerarios, diente incluido, mesiodens, cirugia oral, asisccmaxiloTAC: dientes supernumerarios en maxilar superior (en AZUL) que erupcionan uno por vestibular y otro por palatino. El vestibular interfiere con la erupción del incisivo central definitivo (21), que ha quedado retenido en el maxilar; se puede ver el quiste folicular que se ha formado alrededor de la corona del 21.
Clasificación
Según la forma, los dientes supernumerarios se clasifican en:
  • Diente Suplementario o Eumórfico: si tienen forma normal.
  •  Dientes Rudimentarios o Heteromórficos: si presentan anormalidades en forma y tamaño a los dientes adyacentes.
Según la localización, se clasifican en:
    • Mesiodens: si aparecen entre los incisivos centrales superiores. Los más frecuentes.
    • Paradens: los localizados en el área molar
    • Distodens: por detrás de los terceros molares.
Mesiodens, diente incluido, cirugia oral, calderon, asisccmaxilo
Mesiodens que produce una desviación del incisivo definitivo (12)

Diagnóstico

La mayoría de los casos son asintomáticos y se descubren en un examen radiográfico de rutina.  La mayoría permanecen incluidos, sólo un 25% erupciona total o parcialmente.
Hay que descartar un diente supernumerario en caso de:
    • Dientes retenidos o retraso en la erupción
    • Erupciones ectópicas
    • Malposición dentaria y problemas oclusales
    • Diastemas
    • Desplazamiento dental
    • Problemas estéticos
    • Problemas funcionales
    • Quistes derivados del folículo del supernumerario
    • Caries en los dientes vecinos por el aumento de retención de placa por el supernumerario
    • Rizolisis (reabsorción prematura dental) y lesiones periodontales por la compresión sobre las raíces de los dientes adyacentes
    • Pérdida de vitalidad dental
El método más fiable para el diagnóstico son las radiografías: ortopantomografía, radiografía periapical y rx. oclusal.
Se debe tener cuidado en no pasar por alto dientes supernumerarios en las radiografías, especialmente en niños con dientes deciduos (por la superposición de las piezas de leche y las permanentes) o porque la imagen del diente quede distorsionada por estar fuera del plano focal (si, por ejemplo, el diente está en el paladar).
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Ortopantomografía de paciente con dentición mixta: los "dientes de leche" están coloreados en amarillo, y los dientes supernumerarios en rojo; los dientes permanentes, en blanco, no han erupcionado todavía salvo los primeros molares.
El diagnóstico óptimo se realiza mediante unTAC de Haz de Cono, que nos permite conocer la localización exacta en los 3 planos del espacio.

Tratamiento

El tratamiento deberá decidirse en cada caso analizando el supernumerario (forma, posición, efecto real o potencial sobre los dientes vecinos…)
El tratamiento consiste, generalmente, en la extirparción quirúrgica del diente supernumerario, ya que si llegan a erupcionar pueden ocasionar apiñamiento en la dentición normal, y aquellos que permanecen en los maxilares pueden ocasionar reabsorción radicular, interferir con la secuencia de erupción normal y los folículos de los dientes no erupcionados pueden degenerar en quistes dentígeros (foliculares).
No hay acuerdo en el momento óptimo para realizar la extracción. Algunos autores prefieren esperar hasta los 10-12 años para evitar el riesgo de lesión de dientes adyacentes, cuyo ápice se está formando, salvo que el diente esté produciendo un retraso en la erupción, interfiera con el desarrollo simétrico o haya evidencia de formación de un quiste.  Otros autores consideran que la extracción precoz de los supernumerarios no afecta al desarrollo radicular, ni a la fuerza eruptiva de los dientes adyacentes.
El tiempo ideal para la exodoncia de supernumerarios en la región anterior es aproximadamente a los 6-7 años de edad, cuando las raíces de los incisivos centrales están en desarrollo, pero no completamente formadas.  Es importante monitorizar el espacio y la oclusión durante este periodo.  Una cirugía temprana puede causar daño al brote dental, sin embargo, la intervención retrasada puede ser igualmente peligrosa.


odontoseccion

odontoseccion 

La odontosección es un procedimiento quirúrgico muy sencillo, que consiste en la ruptura o fractura intencional, de una pieza dentaria  para realizar o facilitar un tratamiento posterior, el cual puede ir desde la restauración de un fragmento o pieza dental hasta la exodoncia del mismo.

tiempo quirúrgico 

Toda intervención quirúrgica consta de tres apartados fundamentales: apertura del campo o acceso, operación propiamente dicha y reposición de los tejidos o sutura. La cirugía bucal comparte estos apartados, sistematizándose de forma algo más descriptiva. La diéresis es el inicio de toda intervención quirúrgica. Supone la separación de los tejidos que cubren el proceso patológico que se va a tratar, para favorecer un abordaje adecuado, pudiéndose tratar procesos cutáneos y mucosos, o puede ser necesario atravesar estos tejidos para alcanzar planos más profundos, como el óseo. Para la realización de la incisión es necesario conocer sobradamente la anatomía de la zona, porque de lo contrario se pueden ocasionar accidentes vasculares, nerviosos y funcionales que pueden llegar a ser nefastos, tanto para el territorio tratado como para el paciente.

Una vez realizados los diferentes trazos de la incisión se procede a la separación de la mucosa del hueso, levantando lo que se denomina colgajo, formado por la mucosa o fibromucosa y el periostio. El levantamiento del colgajo se realiza, por lo general, con un periostótomo, que se maneja cogiéndolo a modo de lapicero. Cuando se ha extraído el colgajo suele ser necesario extraer o cortar el hueso expuesto para acceder al proceso que se va a tratar. Para ello se realiza la ostectomía, que eliminará este hueso por medio de instrumentos rotatorios, es decir, una fresa redonda montada en pieza de mano, que podrá completarse con instrumentos manuales a modo de sacabocados, bien sea con pinza de gubia o lima de hueso, para ampliar el campo operatorio. Según la posición en que se encuentre el diente puede ser necesario realizar una odontosección.
Una vez realizado el tratamiento de la cavidad y la hemostasia, se lleva a cabo la sinéresis o sutura, el último tiempo quirúrgico, que tiene por objeto aproximar los bordes de la herida incididos previamente. Siempre que sea posible, se procurará dejar los bordes en la misma posición que ocupaban al principio. Además la sutura favorece la hemostasia al coaptar de forma firme los bordes de la herida y facilita la cicatrización por primera intención. Para ello se utilizan hilos de sutura montados en agujas triangulares curvas atraumáticas, portagujas del tipo Mayo y pinzas de disección con dientes.